No todo son malas noticias en la recesión. La tasa de divorcios ha bajado y el número de nuevos matrimonios es el más bajo de la historia (lo que baja aún más la futura tasa de divorcios). Las razones son obvias: 1.- divorciarse cuesta mucho, no son momentos de salir de casa; 2.- casarse cuesta aún más. En El Coquí Cojo nos hemos dado cuenta de otra ventaja en el hecho de que la gente no se case: la tasa de adulterio es bajísima, ya que el que no está casado no puede ser adúltero bajo los preceptos de la Iglesia Católica (aunque sí “fornicador”, pero que el que no ha sido, es o será fornicador, por lo menos entre los que pudieron, pueden o podrán, que tire la primera piedra).
Las consecuencias de un mundo sin adúlteros pueden repercutir en la industria de la música puertorriqueña que basa un 67.8% de las letras en la infidelidad. El Coquí Cojo le envía un consejo importante a Ednita Nazario: “Cambia de tema, por favor. Incluso considera cambiarle la letra a tus canciones antiguas”.
La Iglesia Católica se ha hecho eco de la crisis e insiste que lo de “la pobreza o en la riqueza” no son realmente estados mutuamente excluyentes para siempre, es decir, que aunque te cases pobre no quiere decir que sigas pobre porque estás casado. El Coquí Cojo aprovecha la ocasión para aconsejarle a la Iglesia Católica que instituya “becas matrimoniales” a modo de subsidios. Pagos mensuales a los enamorados dispuestos a casarse sería un incentivo para que contrajeran matrimonio. Además, los incentivos podrían ampliarse a muchas áreas en crisis en la actualidad religiosa. Por ejemplo, para aumentar el número de asistentes a misa se podría rifar la ofrenda recogida entre los feligreses.
Según nuestras encuestas, el 79.5% de los casados se queja de que cuando se casaron no había circunstancias adversas que les hubiese impedido cometer el “error”: “Qué pena que cuando me casé la economía iba bien, mis padres querían angustiosamente que me casara y saliera de su casa, mis convicciones religiosas me empujaban a ello, incluso el gobierno me incitaba a ello con ventajas fiscales. Todos estaban confabulados empujándome al matrimonio. Y ahora no me puedo divorciar porque no tengo ni un centavo para irme de mi casa. Ni trabajo tengo. La vida no es justa”.
No comments:
Post a Comment